La intervención temprana es el método menos restrictivo, pero más efectivo posible para impactar sobre los sujetos infractores cuando se trata de resolver el problema de la violencia juvenil. En otras palabras, un joven de 11 años de edad que cometa una infracción no tiene por qué ser encarcelado con un delincuente de 17 años de edad, con antecedentes de delitos violentos. Los programas condicionales que ofrecen clases de orientación sobre los delitos cometidos proporcionan una base para abordar el problema que provocó su detención. A veces, la asesoría puede ayudar a los delincuentes que sufren de abuso de sustancias o problemas de salud mental. Otros delincuentes se benefician de la libertad condicional y de una estrecha supervisión en la comunidad. De acuerdo con el Centro de Justicia Juvenil y Criminal, el encarcelamiento debe ser reservado para los delincuentes juveniles más violentos sólo cuando sea absolutamente necesario para la seguridad de la sociedad.

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